05 octubre 2011

Tras los pasos de Odiseo.


¡Qué mejor que un velero para conocer el Mediterráneo!, dejar que los colores cambiantes del mar y del cielo te rodeen las veinticuatro horas del día, atracar en puertos pequeños de pequeños pueblos que se adormecen en sus orillas o fondear en calas resguardadas.


Las cigarras de Trizonia, la calima dorada al amanecer en Ítaca, los olivos centenarios de Kálamos, las piedras milenarias de Delfos, una larga lista de imágenes, sonidos, olores... ¡Y sabores!, las frescas ensaladas griegas, la musaka, la sandia que obsequian en los restaurantes costeros.


Os animo a todos a emprender la búsqueda a través del Jónico, hacia ese bello trozo del Mediterráneo situado entre Grecia y Turquía al que dio nombre el rey Egeo, y cuando emprendas...



Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca

debes rogar que el viaje sea largo,

lleno de peripecias, lleno de experiencias.

No has de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes,

ni la cólera del airado Posidón.

Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta

si tu pensamiento es elevado, si una exquisita

emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo.

Los lestrigones y los cíclopes

y el feroz Posidón no podrán encontrarte

si tú no los llevas ya dentro, en tu alma,

si tu alma no los conjura ante ti.

Debes rogar que el viaje sea largo,

que sean muchos los días de verano;

que te vean arribar con gozo, alegremente,

a puertos que tú antes ignorabas.

Que puedas detenerte en los mercados de Fenicia,

y comprar unas bellas mercancías:

madreperlas, coral, ébano, y ámbar,

y perfumes placenteros de mil clases.

Acude a muchas ciudades del Egipto

para aprender, y aprender de quienes saben.

Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca:

llegar allí, he aquí tu destino.

Mas no hagas con prisas tu camino;

mejor será que dure muchos años,

y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,

rico de cuanto habrás ganado en el camino.

No has de esperar que Ítaca te enriquezca:

Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.

Sin ellas, jamás habrías partido;

mas no tiene otra cosa que ofrecerte.

Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.

Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,

sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas.

Constantino Kavafis


Mariola y Jorge realizaron una travesía en barco por el Jónico y el Egeo el pasado verano. ¡Gracias por contarnos vuestra maravillosa experiencia!

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