1. GUINNESS, DUBLÍN
Que sí, que en tu barrio hay
un pub irlandés. Pero amigo, en Dublín
sabe mucho mejor. Y no solo porque aquí esté su
maravillosa, mastodóntica y súper visitable
fábrica, sino porque, sencillamente, sabe
mejor.
2. ANDECHS, MÚNICH
Múnich es tan cervecera (y
católica) que en su escudo aparece un monje
portando una jarra en su mano. Hoy toca coger el tren, para subir hasta este monasterio donde se sigue vendiendo y
consumiendo la cerveza tal y como lo hacían los monjes. Y con el plus añadido de ser una marca poco internacional y bastante
sibarita.
3. BUDWEISER, MISSOURI
Budweiser es la auténtica reina de
EE.UU. y no solo por su popularidad. Lo mejor es acudir a St. Louis, y acabar tomando una Budweiser en el Biergarten de su maravilloso cuartel
general. Y si eso, al finalizar la tercera o cuarte pinta, hacer un Peter Griffin por los pasillos de su fábrica.
4. LEFFE, BÉLGICA
Bélgica es todo un museo de pequeñas cervecerías y un muestrario infinito de sabores. En este panorama es difícil destacar,
por eso merece la pena resaltar la buena fama justificada de Leffe. Lo suyo no
es ir a la tienda gourmet y beberla una tarde de domingo en tu terraza. Lo ideal es buscar la abadía que ya no existe por tierras valonas y llegar hasta Dinant, donde la Maison Leffe recupera la esencia cálida, elitista y religiosa de esta cerveza.
5. BECK'S, BREMEN
La Bremen birrera se divide en las dos
riberas del Weser. A un lado aparece la gigantesca fábrica de la cerveza más
exportada del mundo, con su correspondiente visita recomendable. Al otro, toda una ciudad
que palpita al compás de sus botellines de tercio y que no concibe estar sentado al lado del río o en los garitos del Viertel sin una Beck’s en la mano.
6. PILSNER URQUELL, PILSEN
Este es el origen, el principio de la
cerveza moderna, la tipo pilsner que tanto gusta. Todo comenzó en la ciudad bohemia de
Pilsen, que hoy es un auténtico parque
temático dedicado a su producto más famoso. Pero entre las diferentes marcas
que se pelean por el pastel turístico, la Pilsner Urquell gana por
goleada. Primero, por ser la original. Segundo,
por tener un tour de lo más instructivo donde todo es histórico y destacan sus
gigantescas barricas de madera donde se realiza la fermentación. Y tercero
porque, aunque todo es relativo y criticable, estamos ante la mejor cerveza mainstream.
Este brebaje peruano va más allá
de lo anecdótico. Hablamos de una cerveza de calidad, modernizada, que huele a Siglo XXI y sabe a
vieja Europa y que se consume, normalmente, en dos situaciones especiales. Una
primera, mientras se digiere el impacto de ver el Macchu Pichu. Una
segunda, en los bares de una ciudad sorprendente y folclórica pero contemporánea que tiene al Ukuku’s o al Mythology.
8. RATSHERRN, HAMBURGO
La modernez y constante evolución de Hamburgo no podía
olvidarse de la cerveza. Y aquí aparece la Ratsherrn como el queroseno de los rockeros canallas
del norte de Sankt
Pauli. Pero también como una cerveza que hay que probar y que se debe visitar porque no destila aburridas charlas ni cronografías extensas. Suda diseño
y buenas maneras, algo que comparte su maravilloso siamés, el restaurante Altes Maedchen.
9. BUDVAR, ČESKÉ BUDEJOVICE
Esta cerveza checa lleva años de
litigios con el fin de apoderarse del nombre Budweiser y demostrar que es la
auténtica, la genuina. En su búsqueda se llega a České Budějovice, en la República
Checa, donde cada vez que un extranjero se
enamora de esta bebida. Al margen
de las alegrías colaterales, la Budvar justifica una tarde
terrazeando en la plaza Přemysl Otakar II y
alrededores que se puede rematar haciendo el tour de la famosa fábrica.
10. YEBISU, JAPÓN
La firma Sapporo fue la primera en fabricar este
maravilloso brebaje en Japón, con un éxito brutal aunque su calidad no sea muy
alta. No obstante, bajo la marca Yebisu, ha logrado hacer de la cerveza un acontecimiento y no solo por su sabor o
su precio, sino por todo lo que la rodea, incluyendo un señor museo en el corazón de Shibuya, Tokio.
11. CERVEZA BROOKLYN, NUEVA YORK
Está claro que Brooklyn es un universo dentro de Nueva
York donde se pueden encontrar de todo. Hasta una
cerveza con su nombre que ha ganado cierta relevancia gracias a ser
genuinamente de este barrio. A eso se le suma que se ha convertido en una atracción turística al otro
lado del famoso puente. Entonces es cuando el sabor
importa un poco menos.
12. HEINEKEN, ÁMSTERDAM
Puede sonar a delito el hecho de
destacar la famosa y omnipresente cerveza holandesa en este listado. Pero es
que es imposible
desvincular el famoso casco verde de la ciudad de Ámsterdam. Y más cuando se acaba cayendo en la tentación de conocer su parque de
atracciones para adultos propio, el llamado Heineken Experience. Su objetivo
es claro, ganarte para la causa y en cierto modo lo consigue, aunque siga
siendo una cerveza poco macha.
13. HINANO, TAHITÍ
El paraíso sería menos paraíso sin su
propia cerveza. En Tahití o se beben cervezas extranjeras con poca fuerza o se
tira de la local. Hinano es todo un icono en las
islas por su sugerente logo y por simbolizar la vida fuera de
los resorts de lujo, en ambientes tan callejeros como los de las Roulottes que
pueblan por la noche el boulevard del puerto de Papeete.
14. OMMEGANG, COOPERSTOWN
En Cooperstown, una ciudad del estado de Nueva York, se vanaglorian de dos cosas: de haber inventado el béisbol y de ser el
epicentro de la región productora de lúpulo más importante de la Costa Este. Lo
primero les trae miles de turistas en busca de su Hall of Fame. Lo segundo se traduce en la creación de una cerveza, Ommegang, cuyo nombre recuerda su procedencia flamenca. Una bebida diferente,
curiosa y muy original que poco a poco se está imponiendo al deporte atrayendo
hasta su histórico edificio a numerosos visitantes y amantes de la cerveza. Y
además, se ha ganado un turismo más friki gracias a sus cervezas temáticas.
De todas las cervezas, la más carismática es la Rochefort, en
Valonia. Lo es por su vejez (más de 4 siglos
fabricándose), por su proceso de elaboración y por estar íntimamente ligada a
su cuna, la abadía de
Notre-Dame de Saint-Remy. Su conexión con el terruño es
tal, que el agua con el que se hace proviene de un manantial situado dentro del
recinto monástico. Aquí la palabra peregrinación tiene otras connotaciones.
16. MODELO, MÉXICO
Es prácticamente imposible que una cerveza mexicana no venga de este gran grupo, que ha sabido sacar diferentes marcas
para copar el mercado, siendo la
mítica Negra Modelo la más auténtica. Aunque
gracias a la internacionalización de la comida mexicana es cada vez más fácil
encontrarla en algunos restaurantes, su ciudad es México y hasta aquí hay que
venir buscando el año 1925 por su casco histórico para brindar con más sentido
con su característico botellín.
17. CARLSBERG, COPENHAGUE
No, en Dinamarca no es todo Carlsberg,
pero eso no quita esta cerveza merezca un viaje. La propia marca se esfuerza
mucho en ello mostrándose un maquillado centro de visitas situado en Vesterbro, Copenhague. Una entretenida visita que sirve como punto de partida para cervecear por
el resto de la ciudad y hasta encontrar otras birras muy aconsejables como la Nyhavn o la Albani.
18. DOMUS, LOVAINA
Lovaina es la capital cervecera de una
de las regiones más cerveceras del mundo: Flandes. Su ritmo de vida está marcado por esta
bebida y por los latidos de los estudiantes que abarrotan sus calles. El listado de marcas con sede en Lovaina es bastante
amplio, pero la experiencia que deja mejor
sabor de boca es la colarse en la famosa Domus y probar el
líquido recién fabricado, sin haber pasado ni un segundo en un envase.
19. HANSA, BERGEN
19. HANSA, BERGEN
Las famosas casas de colores de Bergen
adquieren más matices cuando se miran con una Hansa Pilsner o Prima en la mano. Esta
cerveza se paga bien a gusto, pese a los altos impuestos noruegos. Y se bebe
frente al mar, saboreando un producto
que pretende absorber la esencia comercial de esta ciudad con un nombre que rememora la época en la que Bergen formaba parte de la
liga Hanseática como un Kontor o puesto internacional.
20. ALHAMBRA, GRANADA
Algunos dicen que es la mejor de España, otros que está sobrevalorada. Pero lo que no tiene discusión es
que se trata de la cerveza más icónica
de nuestro país y la que todo el mundo asocia a su ciudad: Granada. Pero, curiosamente,a la Granada más de andar por casa, más de tapitas en cualquier
callejón. Unida a esta liturgia gastronómica, la Alhambra justifica una enésima visita a la
ciudad nazarí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario